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Multitudinario escanciado simultáneo ante la Catedral de Oviedo para celebrar el Día Mundial de la Sidra

La lectura de un manifiesto para ensalzar la cultura sidrera asturiana y defender el carácter distintivo del escanciado

El Día Mundial de la Sidra se celebró ayer en Oviedo con un exitoso acto de exaltación de nuestra bebida consistente en la lectura de un manifiesto y un escanciado simultaneo celebrado en la Plaza de l catedral de Oviedo.

El acto, en el que participaron cincuenta escanciadores de las sidrerías ovetenses, entre ellos el que está considerado como el mejor escanciador de Asturias, Salvador Ondó, estuvo organizado por Otea y el Ayuntamiento en el seno del calendario de la Capital Española de la Gastronomía, y también contó con la presencia de la viceconsejera de Turismo, Lara Martínez por parte del Gobierno del Principado, así como concejales de la Corporación municipal ovetenses, diputados de la Junta General como Álvaro Queipo (PP) y una nutrida selección de chigreros ovetenses. Todos, botella de sidra en mano, echaron culín tras culín para ellos mismos o el resto de asistentes. El público que se acercó a participar también fue numeroso.

«Venimos a reivindicar nuestra sidra, sentirnos asturianos y valorar lo que tenemos», explicó José Luis Álvarez Almeida, presidente de Otea, antes de la lectura del manifiesto.

El concejal de Turismo, Alfredo  Quintana, subrayó el éxito cosechado el día anterior por la Preba de Gascona, «la fiesta por excelencia» de la sidra en la ciudad, que este año «batió todos los récords de participación», con la distinción de Oviedo como «Capital Española de la Gastronomía 2024» como aliciente. 

Lara Martínez, quien agradeció el apoyo del Estado a la candidatura de la cultura sidrera a la Unesco y también apuntó al «gesto» del escanciado como una particularidad distintiva de los asturianos.

Tras los discursos, el piloto de automovilismo Javi Villa y la periodista Cecilia Iglesias leyeron un manifiesto en apoyo a la sidra asturiana.

Y tras esta lectura, llegó el momento del escanciado, medio centenar de escanciadores profesionales, con el campeón Salvador Ondó a la cabeza, lideraron el escanciado simultáneo, al que se sumaron vecinos, turistas y políticos mientras que la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, interpretaba el himno de Asturias.

MANIFIESTO 2024 EN APOYO A LA SIDRA ASTURIANA.

El Día Mundial de la Sidra nos brinda una ocasión perfecta para celebrar la bebida más universal de nuestra región. No hace muchos años, la efeméride que hoy celebramos pasaba desapercibida, quizás porque las personas solemos infravalorar aquello que tenemos siempre al alcance de la mano. Sin embargo, la historia nos demuestra los peligros de dar por sentado los bienes que para uno abundan y que, dicho sea de paso, otros anhelan.

Tenemos sidra natural, pero eso no implica que nazca naturalmente embotellada en la barra de un bar, el lineal del supermercado o la bodega de un vecino generoso. Tras la botella que se descorcha ante nosotros hay un viaje fascinante que habla de industria, pero también de ecología, identidad y de valores. Tener presente ese viaje, lleno de significados, es también velar porque nunca termine.

La sidra asturiana es un producto que transciende los valores propios del mercado para conectar directamente con nuestra identidad y nuestra cultura. Por eso, debemos abrazarla, defenderla y proyectarla como parte de nuestro patrimonio. No sólo en el Día Mundial de esta bebida, sino todos los días. A través de este manifiesto, queremos resaltar la importancia de la sidra asturiana y abogar por su reconocimiento y protección.

La sidra asturiana es cultura. Un legado que ha pasado de generación en generación. Su elaboración artesanal, desde la selección de las manzanas hasta el escanciado, refleja un profundo conocimiento y respeto por la naturaleza y las costumbres locales.

Nuestra sidra es un símbolo de Asturias, como lo son el prerrománico, el Naranjo de Bulnes o la imponente catedral que nos abriga en esta imagen tan especial que vamos a crear con el escanciado múltiple. Esta bebida es una expresión viva de la cultura asturiana que debe ser protegida como patrimonio cultural inmaterial.

La sidra es un símbolo de nuestra identidad. Cada botella de sidra lleva consigo la esencia de nuestra tierra; sus paisajes, su historia y sus gentes. Fomentar su consumo es promover nuestro orgullo comunitario y fortalecer los lazos que nos conectan a través de una tradición que compartimos todos los asturianos.

Nuestra sidra natural tiene asociada a su imagen un gesto diferenciador, único en el mundo, que le confiere un carácter aún más singular.  El escanciado no es solo un recurso que potencia toda la expresividad de la bebida, sino un gesto magnético capaz de atrapar las miradas. 

La fascinación que produce en los visitantes que lo observan por primera vez es el mejor indicativo del enorme potencial que supone nuestra bebida como reclamo turístico.

Nuestra sidra es además industria. De esa que favorece el terruño, no se deslocaliza y da vida a nuestros entornos rurales en riesgo de despoblarse. Su producción contribuye significativamente al empuje de la economía regional.

Debemos apoyar a los agricultores, productores y llagareros que mantienen viva una elaboración de producto elemental para la economía y la cultura. Hablamos de una producción basada en métodos tradicionales y sostenibles. La promoción y consumo de sidra asturiana fomenta el desarrollo rural, garantiza la preservación de las pomaradas y promueve prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente.

Aunque profundamente arraigada en la tradición, nuestra industria sidrera también evoluciona. Debemos estimular y reconocer las actitudes innovadoras de los productores asturianos, ayudándoles a mejorar las técnicas y la diversificación de productos para conquistar nuevos paladares, sin perder la esencia que hace única a la sidra asturiana.

El Consejo Regulador de la DOP es el mejor garante de los estándares de calidad que distingan a la sidra asturiana en el mercado global. Abogamos por desarrollar políticas y legislaciones justas, que protejan la sidra asturiana y apoyen la buena praxis de los productores. Es fundamental respaldar las normas que aseguran la autenticidad y calidad de nuestro caldo, fomentando la denominación de origen y evitando la competencia desleal.

La sidra es una bebida saludable, que conserva los mejores atributos y propiedades de la manzana. Su consumo moderado y responsable, en el marco de una dieta equilibrada, puede aportar nutrientes que contribuyen al bienestar físico y emocional.

La sidra asturiana es una, pero tiene muchos nombres. Cada vez existe entre los consumidores una mayor sensibilidad al respecto y eso es algo que debemos celebrar. Desarrollar el gusto por diferentes palos y marcas evidencia el interés creciente de los consumidores y se convierte en un acicate que estimula la sana competitividad entre nuestros excelentes productores.

La sidra es una herramienta de cohesión social. Una bebida que invita a compartir. Una bebida social en un mundo cada vez más ensimismado e individualista. 

La sidra nos une y quizás fue esa singularidad tan especial, la de juntar a las personas, la que hace ya muchos años animó a hosteleros como los de la Calle Gascona de Oviedo a colaborar entre ellos.

La sidra les unió y con esa alianza no sólo han sido capaces de fortalecer sus negocios, sino -y es lo más importante- pueden ofrecer a los asturianos, y a todos los que les visitan, un ambiente sidrero difícilmente comparable con cualquier otro en España y en el mundo.

Ayer se celebró la famosa Preba de la Sidra, Fiesta de Interés turístico regional en Asturias, y que desde hace 24 años congrega en su popular calle a miles de personas expectantes por disfrutar de la oferta de decenas de llagares que dan a probar su primer caldo de la temporada.

Como sucede en Gascona, para muchos locales de nuestra región la sidra es el corazón de su actividad. Por eso, aunque parezca una obviedad, conviene recordar que sin sidra no habría sidrerías y sin ellas no sólo se lesionaría la economía de la región, sino algo incluso más importante: su alma.  Básicamente, Asturias no se puede entender sin sus sidrerías.

La sidra es un elemento que marida perfectamente con la oferta turística y cultural. El año en que Oviedo brilla como capital española de la Gastronomía debe aprovechar la potencia de una bebida por la que nos identifican en España y en todo el mundo.

Oviedo es un escenario importante para la sidra, pero no es, ni mucho menos, el único. Afortunadamente, la sidra es tan trasversal a nuestro territorio como lo es el verde de sus montañas. Un lugar para tomar buena conciencia de ello es el Museo de la Sidra de Asturias.

En Nava se levanta un espacio imprescindible para conocer la trascendencia que tuvo, tiene y ha de tener la sidra para nuestra región.

Nuestra gastronomía es una anfitriona excepcional y eso es también gracias a la excelente calidad de nuestras sidrerías. Es de celebrar que, en Asturias, instituciones regionales y locales, y asociaciones hosteleras consolidadas y dinámicas, como OTEA y la Asociación de Hosteleros de Gascona, estén comprometidas con la defensa y la promoción de la sidra y su cultura.

Hoy tenemos también una ocasión perfecta para valorar el papel de la mujer en la cultura sidrera. Las asturianas han estado y están involucradas en la cultura de la sidra desde hace siglos, aunque su visibilidad no siempre haya estado a la altura de su protagonismo.

La asturiana tiene presencia en toda la cadena de la sidra, desde la cosecha, a la producción o la distribución al consumidor. Es, esta última parcela, dónde queremos poner de manifiesto el enorme valor que imprimen las escanciadoras al crecimiento de nuestra bebida.

La presencia de la mujer en las sidrerías de la región no es sólo deseable, sino fundamental y por eso debemos hacer lo posible para que su integración sea plena y libre de cualquier condicionante.

Por último, debemos seguir promoviendo la sidra asturiana. Comenzando por nuestra tierra, y siguiendo por España y el mundo. La educación sobre sus procesos de producción, su historia y sus beneficios debe ser una prioridad. Debemos favorecer los eventos, festivales y actividades culturales alrededor de nuestra bebida más universal para que su reconocimiento y aprecio empaten con su calidad.

En conclusión, la sidra asturiana es mucho más que una bebida; es una industria estratégica, expresión de la rica herencia cultural de nuestra tierra. Debemos comprometernos con todos los aspectos que influyen en su crecimiento y expansión. Velar por los intereses de la sidra de Asturias, será contribuir al sentimiento comunitario y al orgullo de sentirse asturiano.

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